Un tema que nos preocupa mucho en Fundación Mayores es el maltrato a las personas mayores.
Somos conscientes que es un tema complicado y tal vez, tabú, ya que es algo que no está muy visibilizado, y como ya sabemos que de lo que no se habla no existe, intentamos darle visibilidad en la medida de nuestras posibilidades.
No queremos dramatizar con este tema, ni dar la sensación de que las personas mayores, por el hecho de serlas, son habitualmente maltratadas, ya que no es así, pero sí hay un sector de este colectivo, más vulnerable ante estos ataques, y es en el que nos centramos y con el que trabajamos.
En primer lugar, vamos a hacer una definición de maltrato a personas mayores, como existen varias, hemos decidido quedarnos con la que hace la Red Internacional para la prevención del maltrato hacia las personas Mayores (INPEA), que lo define así: “Cualquier acto único o repetido, o la falta de medidas apropiadas, que se producen dentro de cualquier relación donde existe una expectativa de confianza, y que causa daño o angustia a una persona mayor”.
El maltrato en todas sus vertientes (violencia de género, maltrato infantil, violencia familiar…), es un tema que se intenta invisibilizar, ya que a la víctima le cuesta mucho esfuerzo denunciar por varios factores, miedo, desconfianza, falta de información, capacidad limitada de comunicación… y lógicamente el agresor, va a hacer un gran esfuerzo por intentar ocultarlo. En este sentido, la sociedad y los profesionales tenemos mucho trabajo que hacer, ya que está en nuestra mano romper con ese silencio, y dotar a las víctimas de las herramientas necesarias para empoderarlas y protegerlas. El mejor medio para tener la capacidad de poder romper el silencio y así prevenir y evitar el mal trato, es tener información, conocer, describir y saber definir los malos tratos, ya que no se puede tratar aquello que se desconoce.
Centrándonos en el maltrato a las personas mayores, desgraciadamente, en Fundación Mayores, nos hemos topado con varios casos, que hay gente que incluso se llega a cuestionar si eso realmente sigue pasando en el siglo XXI, cómo en la era de la información y de la formación se sigue consintiendo que haya personas que pasen por esas circunstancias. Como ejemplo de algunos casos que llegamos a tratar en Fundación Mayores, voy a poner un fragmento de un informe en el que se ve claramente lo que trato de decir. Lógicamente los nombres no son reales para respetar la intimidad de las personas implicadas:
“Veo a doña María sentada en el sofá, su aspecto es sucio y desaliñado y está durante toda la visita con la cabeza baja y las manos cruzadas. Intento hablar con ella, pero cada pregunta que realizo, la contesta su pareja, José, por mucho que le insisto a José que tiene que contestar María, no la deja en ningún momento. Cuando le pregunto que si se encuentra bien, María me dice que no y rompe a llorar, José insiste que llora porque sufre de los nervios, pero ella está muy bien. María no realiza ninguna actividad básica de la vida diaria, y se supone que es José quien se encarga de todo, por lo que le pregunto que como ha pasado María los dos días que él ha estado en el calabozo, me dice que la ha llevado a casa de un amigo, le pregunto a María si eso es verdad, pero no contesta, solo lo hace cuando la pregunta la realiza José con tono agresivo, que ella responde con una afirmación.”
En la experiencia profesional, desde la Fundación Mayores hemos visto casi todos los tipos de maltrato, y en la mayoría de los casos no aparece tan solo uno, sino que suelen ir acompañados por otros abusos, ya que, el maltrato no suele aparecer en un solo ámbito. La vulnerabilidad de las personas mayores es considerable, y más aún en las personas en proceso de incapacitación.
A continuación veremos los principales tipos de abusos que hemos encontrado en nuestros tutelados, como también la problemática detectada ante la desprotección de los incapaces y presuntos incapaces:
Soledad y abandono
- La gran mayoría padecen situaciones de abandono. El abandono afectivo es una constante. Igualmente cuando nos son encomendados, también una gran mayoría padecen situaciones de abandono físico: falta de higiene, deficiente alimentación, ausencia o escasez de tratamiento… especialmente aquellos que se encuentran en sus domicilios particulares.
- La soledad es en nuestros tutelados una constante a evitar y, en lo posible, prevenir porque esta soledad, lleva al aislamiento y un deterioro mayor que si estas personas estuvieran acompañadas, tuvieran los apoyos suficientes y permanecieran activos.
Abuso económico
- Detectamos un incremento de situaciones de abuso económico. La lentitud en los procedimientos judiciales, la falta de medios para la aplicación efectiva de los apoyos establecidos en la Convención de Nueva York y a veces la falta de coordinación con los estamentos judiciales, especialmente juzgados y fiscalías, hace que las medidas de protección en muchas ocasiones se adopten de forma tardía. Igualmente muchas de estas conductas de abuso, quedan impunes.
Enfermedad
- Detectamos una problemática, también a considerar y es la de los mayores que acogemos como tutelados y que padecen una enfermedad mental desde su nacimiento o de larga duración. En estos casos se observa una profunda realidad de abandono y soledad, en muchos casos, una falta del adecuado tratamiento, lo que coloca a estas personas en una situación de total aislamiento y abandono.
- De igual manera, estas personas, si no han sido institucionalizadas cuando aún no era mayores, carecen de centros adecuados puesto que no existen residencias psicogeriátricas, y en algunas ocasiones, debido a sus patologías, son rechazadas en los Centros Residenciales de Mayores por lo que su problema de exclusión y soledad se agrava.
Desprotección
- En lo que se refiere a sus derechos y a la consideración de su dignidad, se acusa un fuerte incremento en la falta de respeto hacia su opinión, su autonomía, su capacidad de decisión.
- En cuanto a las medidas de protección a adoptar en los procedimientos judiciales de modificación de la capacidad, aunque en este ámbito observamos mejoras, por la ratificación de la Convención, es cierto que muchas veces no se defienden los derechos de los mayores, ni tampoco se respeta suficientemente su opinión en los procesos que les afectan o en las medidas a adoptar tales como restringir su derecho a voto, autorizar un ingreso en centro residencial, adoptar una medida de incapacitación plena, privarle de derecho a otorgar testamento…
Nuestra Fundación trabaja para que estas personas, sometidas a tutela bajo la responsabilidad de la Administración Pública, recuperen sus derechos y sobre todo, su dignidad.